Por Memo Perez Lara

¡Gooooooool!

Pocas cosas en la vida dan más satisfacción que un gol de tu equipo favorito. Cuando tu equipo pierde, te puede echar a perder toda la semana. Pero cuando gana, tu estado de ánimo te hace caminar entre las nubes. Son muchas las razones para elegir un equipo, y lo respiras desde niño, pero cuando lo haces, ya no hay marcha atrás. Es más fácil cambiar de religión.

Así somos los fanáticos del fútbol, (solamente fútbol, para nosotros los latinos, nada de soccer). Decía el filósofo del fútbol, jugador y campeón del mundo, Jorge Valdano, que “"El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes." 

Estaba pensando cómo explicar el furor que produce ver a tu selección nacional en el terreno de juego, pero ya me di por vencido antes de empezar. Es como querer explicar la sensación que te produce ver la playa por primera vez. Debes pasar la experiencia para poder saber de qué se habla, no puede ser explicada.

A pesar de que el soccer ha ganado mucho terreno en los EE. UU., aún no ha permeado lo suficiente, y está lejos de los deportes estrella, como el fútbol americano, el beisbol y el basquetbol.

Incluso, algunos lo encuentran aburrido…No se entiende que el gol es producto de un gran sacrificio, y un esfuerzo grupal. Los estadounidenses están a acostumbrados a partidos con 100 canastas, 15 carreras, 15 touchdowns por juego. Ese hecho los ha insensibilizado, ya que, en aras del espectáculo, sus juegos se han diseñado para la meta fácil y las anotaciones multitudinarias. Que no es malo, al contrario, es muy espectacular, pero se pierde el espíritu del logro.

Así que, mientras esté jugando mi selección en el mundial, no me hables, no me distraigas, ni siquiera me mires, porque no voy a trabajar ni te voy a hacer caso. y si por alguna causa pierdo, no te sorprenda que de un puñetazo a la pared y me meta al baño a llorar.

No quiero ser poco elegante, pero quien no entiende la pasión del fútbol, no entiende muchas cosas. En pleno furor del mundial, todos somos enemigos fraternos, en una guerra mundial, donde los países de tercer mundo pueden derrotar a los económicamente poderosos, y los millonarios gritan gol en el mismo nivel que los más necesitados. ¿Qué puede ser más democrático que la pasión del fútbol?